Hoy no es mi cumple

Lamento deciros que hoy no era mi cumple. Todo ha sido una especie de experimento que ha tenido los resultados que en cierta manera esperaba. Tenía 2 premisas, dos «teorías» que demostrar. La primera, la menos importante, que la gente felicita cumpleaños indiscriminadamente. La segunda, la que más me interesaba, la de demostrar que Facebook NO equivale a la realidad, que en Facebook se CREA una realidad, una realidad paralela y a veces perpendicular. Antes de seguir con las conclusiones me gustaría contextualizar un poco y explicar por qué he decidido llevar a cabo este, por llamarle de alguna manera, experimento. Sigue leyendo

/REVERENDO TALES/ Carta abierta al agente del FBI o NSA que revisa nuestros perfiles

Querido agente del F.B.I o N.S.A,

Lamento que tu trabajo consista en revisar los perfiles y mensajes privados en Facebook en busca de posibles terroristas. Debe ser una tarea emocionante y llena de aventuras. O no. Tiene que ser intrigante encontrar un terrorista entre bulos, noticias falsas, personas que hacen desesperadas llamadas de atención, mensajes privados de hombres impacientes en busca de sexo, mensajes de estudiantes quedando para hacer trabajos en grupo, madres que comparten fotos con mensajes profundos y otras cosas que se dejan ver en esta magnífica red social. Debe ser duro el pasarse 8 horas (o más) cara un ordenador filtrando el contenido para que no se escape ningún terrorista. Como dicen en la calle: «No te rayes». Piensa que hay trabajos peores, por ejemplo, el de tu compañero que tiene que revisar el contenido de Tuenti. Ahí sí que hay mucho terrorista ortográfico. Tengo entendido que ahí se sacrifica cada día una norma ortográfica y se ofrece su cadáver a «San Tete». Éste viene a ser el diablo, el némesis, de lo bien escrito. Ves a tu compañero con unos cupcakes, dale un abrazo y muéstrale tu respeto. Siempre hay alguien que, para bien o para mal, te supera.  También está peor que tú el compañero que se encarga de LinkeDin. Ahí hay mucho terrorista de currículum, taliban del eufemismo y gruppies del maquillaje biográfico. No te dejes engañar. Por mucho que pongan su puesto en inglés, en realidad, eran los más pringados de la oficina. Que no te embauquen.

El que tiene más suerte de toda tu oficina es el que tiene que revisar Twitter. Ahí todo el mundo se evidencia por si solo. Y el trabajo del trabajo de detenerlos en nombre de la ley ya se encarga la Policía Nacional. Seguro que tu compañero trabaja a media jornada y es el típico que se lima las uñas en la mesa de trabajo. Seguro.

Por eso, querido agente, te compadezco y lamento que tengas este trabajo. Lo único bueno que tiene es que tienes el apoyo de un merecido Nobel de la Paz: Barack Obama. Y digo merecido porque aún pudiendo matar más gente de la que ordena matar, se contiene y mata los justos y necesarios. Eso es muy meritorio.

Sin más dilación, un admirador,

Miguel D.

Hola. Soy famoso.

Y como tal, tengo Twitter. Me lo  hice porque mi representante y tal me obligaron. Cuento cosas tan útiles como que me acabo de levantar, que voy a desayunar y si por alguien no me entiende hago una foto del desayuno, con su zumito, su leche, sus galletitas. Completo. Siempre cuando me levante os deseo unos buenos días y vosotros, oh seguidores míos, me replicáis en masa. Lo sé porque el Twitter me dice que tengo muchas menciones. Pero me la suda lo que me decís. Me la suda que me desees buenos días, buenas tardes o buenas noches. Yo simplemente lo digo para que no os olvidéis de mi.

Una vez saludado, mi otro uso de esta bonita web es la de promoción. Hago Rt’s de gente que le mola lo que hago, que le gusta mi producto y que está muy contento. Son las únicas menciones que me leo. Las malas, a la basura. Qué tontería poner las malas, ¿Quién lo haría?. Después, como tengo una vida de la hostia y la vuestra es una puta mierda, os digo por donde ando, paro que os suba la envidia hasta el techo. Ahora en Málaga, ahora en Madrid, ahora en Londres y ahora en Miami. Cómo viajo y qué bien me lo paso. Ahora una fiestecita, ahora con este famoso, ahora con esta famosa y qué fiesta más guay.

Y después está la otra parte de la mentira: los que se la creen. Aquellas almas de cántaro, corderitos de dios, que se creen todas estas cosas como un mensaje directo de el famoso a MÍ, y le deseo buenos días, le felicito por su libro, le escribo un «JAJAJAJAJ», le escribo: TE ADMIRO, le transmito mi envidia y le twitteo mis ganas de que ojalá tenga una vida igual.

Y, al final, nos olvidamos que están ahí por obligación, por presión de gente de detrás que pagan a esta gente para tener un Twitter para darse bombo. Y que, muchas veces, no son ni los mismos famosos los que escriben. Todo mentira.