Querido agente del F.B.I o N.S.A,
Lamento que tu trabajo consista en revisar los perfiles y mensajes privados en Facebook en busca de posibles terroristas. Debe ser una tarea emocionante y llena de aventuras. O no. Tiene que ser intrigante encontrar un terrorista entre bulos, noticias falsas, personas que hacen desesperadas llamadas de atención, mensajes privados de hombres impacientes en busca de sexo, mensajes de estudiantes quedando para hacer trabajos en grupo, madres que comparten fotos con mensajes profundos y otras cosas que se dejan ver en esta magnífica red social. Debe ser duro el pasarse 8 horas (o más) cara un ordenador filtrando el contenido para que no se escape ningún terrorista. Como dicen en la calle: «No te rayes». Piensa que hay trabajos peores, por ejemplo, el de tu compañero que tiene que revisar el contenido de Tuenti. Ahí sí que hay mucho terrorista ortográfico. Tengo entendido que ahí se sacrifica cada día una norma ortográfica y se ofrece su cadáver a «San Tete». Éste viene a ser el diablo, el némesis, de lo bien escrito. Ves a tu compañero con unos cupcakes, dale un abrazo y muéstrale tu respeto. Siempre hay alguien que, para bien o para mal, te supera. También está peor que tú el compañero que se encarga de LinkeDin. Ahí hay mucho terrorista de currículum, taliban del eufemismo y gruppies del maquillaje biográfico. No te dejes engañar. Por mucho que pongan su puesto en inglés, en realidad, eran los más pringados de la oficina. Que no te embauquen.
El que tiene más suerte de toda tu oficina es el que tiene que revisar Twitter. Ahí todo el mundo se evidencia por si solo. Y el trabajo del trabajo de detenerlos en nombre de la ley ya se encarga la Policía Nacional. Seguro que tu compañero trabaja a media jornada y es el típico que se lima las uñas en la mesa de trabajo. Seguro.
Por eso, querido agente, te compadezco y lamento que tengas este trabajo. Lo único bueno que tiene es que tienes el apoyo de un merecido Nobel de la Paz: Barack Obama. Y digo merecido porque aún pudiendo matar más gente de la que ordena matar, se contiene y mata los justos y necesarios. Eso es muy meritorio.
Sin más dilación, un admirador,
Miguel D.