Conocer a alguien nuevo siempre es interesante, pero conocer a alguien que parece sacado de unos de los cómics que has leído, pero no recuerdas cuál, resulta inquietante. Por educación no lo miras descaradamente, pero de refilón te vas fijando en su nariz, en su barba, su barriga, su pose… y cuando llegas a casa intentas hacer una versión lo más fiel al original pasada por el filtro de mi memoria. La oveja negra es una «sutil» referencia al lugar donde le conocí. Es una taberna inmensa, L’ovella negra de Poblenou.
Nota: dibujar ropa con rayas aún no es mi fuerte.
Más dibujos como este por aquí.